Según el derecho internacional, “toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”, que incluye “la libertad de tener o de adoptar una religión o unas creencias”, así como la libertad de manifestar la propia “religión o las propias creencias mediante el culto, la celebración de los ritos, las prácticas y la enseñanza”. También incluye el derecho a no ser sometido a coacción en lo que respecta a la religión o las creencias propias, así como el derecho a no profesar ninguna religión o creencia (PIDCP, Parte III, Artículo 18, Observación General nº 22 del Comité de Derechos Humanos, paras. 2, 5).